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Las y los productores olivícolas regionales, destacados por sus logros en las X Jornadas Olivícolas Nacionales e Internacionales Atacama 2013, realizadas a inicios de mes en Caldera, mantienen una constante preocupación por el estado sanitario de los árboles en producción tanto de los valles de Copiapó y el Huasco, aspecto en que el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) del ministerio de Agricultura, desarrolla un trabajo de vigilancia y control durante todo el año de acuerdo a una planificación especial.

Son cerca de 2.400 hectáreas de olivos repartidas prácticamente en partes iguales entre ambas provincias, las que de acuerdo a los especialistas, generan aceitunas y aceite de oliva de calidades superiores a muchas zonas del mundo, gracias a las particulares condiciones naturales de nuestra región, lo que permite un aceite cargado en ácidos linoleicos y linolénicos, altamente beneficiosos para la salud en materia de control de colesterol y disminución de grasas, entre otros aportes.

Contribuyendo al crecimiento sano de los olivos y su posterior productividad, el SAG revisa los predios en busca de posibles plagas y enfermedades, instalando trampas para la detección temprana de insectos perjudiciales, tales como la polilla del olivo (Prays Oleae), la mosca del olivo (Bactrocera Oleae), la mosquita blanca (Siphoninus Phillyreae) o la conchuela (Parlatoria Oleae).

De acuerdo al director regional del SAG, Eduardo Monreal, “las trampas constituyen una red de monitoreo de la presencia de estos insectos, los que de transformarse en un problema mayor activan un plan de control oficial en el que participan activamente los productores locales”. Añade que el mejoramiento sanitario del olivo de Atacama es una labor importante para el SAG, por lo que hace un llamado a la comunidad agrícola a denunciar la presencia de insectos o anomalías en plantas, avisos que tienen una alta prioridad para su organismo, y que son atendidos profesionalmente, analizando todo insecto o enfermedad sospechosa en laboratorios especializados de la institución.

Al respecto,  David Carré, subdirector nacional de investigación y desarrollo del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), indica que el tema sanitario de los olivos de Atacama es tema importante para la oficina de la institución en Vallenar, teniendo en cuenta que en ella se estudian unas 40 variedades de olivo, analizando su adaptación a diferentes zonas del país, así como sus enfermedades y soluciones.

“En materia sanitaria, el tema es manejable. Hay que considerar que ante densidades muy altas (número de olivos por hectárea) y falta de podas, pueden entrar afecciones como la conchuela”, señala Carré, ante lo que recomienda comprar plantas certificadas, libres de enfermedades, y aplicar tratamientos específicos. Indica que de no hacerlo los productores se exponen a rendimientos deficientes y una mala calidad de producción, es decir, pueden terminar realizando “un pésimo negocio”.

Para el especialista, dadas las condiciones de la producción olivícola en Atacama esta puede ser perfectamente orgánica. “Fácilmente se puede llegar a una certificación orgánica, existe como hacerlo”, señala, recalcando que el olivo por considerarse un árbol rústico no es tan sensible a las enfermedades.

Finalmente, recuerda que el clima de Atacama, por su intensidad lumínica y demás condiciones favorables, permite obtener aceites muy beneficios, lo que debe aprovecharse para, entre otras ventajas, obtener la anhelada  denominación de origen, de manera que especialmente la aceituna de Huasco pueda distinguirse por sus características a nivel mundial.

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Fuente: SAG Atacama.