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En la municipalidad de Huasco fueron dados a conocer los resultados del “Estudio para evaluar el impacto de la contaminación atmosférica en el rubro olivícola del valle del Huasco” que llevó a cabo la Facultad de Agronomía de la Pontificia Universidad Católica, enfocado en la parte baja del valle y su zona costera, y que tuvo el propósito de medir las consecuencias de los contaminantes atmosféricos generados por el complejo industrial del lugar, incluidas las plantas termoeléctrica y de pellets de fierro.

La exposición contó con la presencia del director regional del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), Eduardo Monreal, el encargado de fomento productivo del gobierno regional, Nibaldo Guaita, representantes del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), y de la Asociación Gremial de Agricultores de la Provincia del Huasco, además de productores olivícolas locales, entre otros invitados.

El estudio, que duró aproximadamente dos años y contó con la participación de olivicultores del territorio, entre sus principales conclusiones arrojó que existe presencia de los contaminantes por fierro (Fe) y dióxido de azufre (SO2), entre otros elementos, en la atmósfera de la zona, sin embargo el impacto de ello en la producción de aceitunas y aceite de oliva es relativo en relación a las carencias que se observan en el manejo de las plantas y del suelo del lugar.

El informe, financiado con fondos para la innovación del gobierno regional (cerca de 147 millones de pesos), demostró la presencia de fierro en hojas y aceitunas, no obstante, no se aprecia una absorción significativa hacia el interior del fruto, por lo que recomienda el lavado de aceitunas antes de su procesamiento, como forma de enfrentar este problema. De todas maneras, destacó Claudia Bonomelli, unas de las investigadoras responsables, el fierro en las hojas del olivo afecta la fotosíntesis, proceso que incide directamente en la productividad del árbol.

Bonomelli expresó que este es un aspecto difícil de medir cuando subsisten otros problemas, como la deficiente sanidad de algunos árboles, un mal riego, una poda inadecuada, presencia de mosquita blanca, etc. “Es tal el nivel en que está estresado ese árbol que no voy a ver el efecto real de un estrés más”, apuntó la profesora universitaria, y añadió que de todas maneras el manejo agronómico de las plantaciones olivícolas es determinante para el mejoramiento del sector.

La académica añadió que otro aspecto perjudicial, y sobre el cual estimó que es necesario tomar medidas, es la presencia de SO2 proveniente de las emisiones industriales, elemento que genera las llamadas neblinas ácidas, que en concentraciones horarias puntuales afecta la polinización, generando la posterior muerte del fruto.

“Yo creo que habría que empezar con un monitoreo de la neblina ácida, mirando no solo su presencia en el agua, sino en el ambiente, los niveles de SO2 o NO2… al venir la humedad precipita como ácido sulfúrico o nítrico, y eso es lo que puede causar daño”, indicó Bonomelli, añadiendo que ello es posible de manejar evaluando los componentes de la neblina presente.

Por su parte, Herman Von Mayerverger, presidente de la Asociación Gremial de Agricultores de la Provincia del Huasco, validó el actual estudio, señalando que demuestra que las emisiones contaminantes de la industria costera de la zona afectan a la  agricultura del valle. “Esto lo hemos tenido por treinta años, pero no emite olor, entonces no hallábamos como demostrarlo, sin embargo hemos logrado, con fondos del gobierno regional, trabajar con la Universidad Católica, partiendo de la base que tenemos contaminación en nuestro valle”, indicó. Afirmó que con estos resultados esperan interceder ante el estado y la ciudadanía, de manera de lograr bajar las emisiones industriales, como también establecer medidas de mitigación y compensación.

El estudio se realizó en diversos predios olivícolas de la comuna de Huasco, y contó con la colaboración de productores interesados, abarcó el análisis de suelos y niveles de salinidad, y estudió el impacto en diferentes variedades olivícolas, comparando sus resultados con árboles de de Copiapó y otras zonas del país.

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 Fuente: Alejandro Maturana.