Una reflexión tras La Haya

Columna de Opinión:

Patricio Urquieta Gobernador Provincia del Huasco

La categórica sentencia de la Corte Internacional de Justicia de La Haya fue un triunfo de Chile y del Derecho internacional, que promueve el respeto a los Tratados, y la sana y pacífica convivencia entre los países.

En primer lugar, la sentencia dejó claro ante la comunidad jurídica internacional que Chile siempre tuvo la razón, que cumple los Tratados internacionales, y que también respeta el Derecho internacional.  Quedó en evidencia que la demanda de Bolivia nunca tuvo ningún sustento, ni fundamento de carácter histórico, político o jurídico, y por eso fue rechazada por la Corte Internacional de Justicia.  El Presidente de Bolivia creó falsas expectativas a su propio pueblo y también grandes frustraciones.  Chile nunca ha tenido la obligación de negociar, y nuestro afán de dialogar y colaborar con todos los países del mundo, siempre estará el contexto del Derecho internacional.  Por eso Chile nunca ha tenido ninguna obligación con Bolivia, ni la tiene hoy día.  Perdimos cinco valiosos años en las sanas relaciones que debemos tener los países vecinos, y en el futuro, la buena voluntad de diálogo va a estar siempre dentro del respeto a los tratados internacionales y del sano respeto que nos debemos.

En segundo lugar, ha quedado claro que nuestro Presidente Sebastián Piñera sabrá siempre defender con voluntad y firmeza lo que nos pertenece a todos: nuestro territorio, nuestro mar y nuestra soberanía.

Y finalmente, es la unidad de las fuerzas políticas lo que requiere el país para enfrentar los desafíos de nuestra época.  El Presidente Piñera siempre ha convocado a la unidad, y a dejar atrás la retroexcavadora y el enfrentamiento que sólo nos dividen.  Esa unidad es indispensable para alcanzar el desarrollo integral, inclusivo y sustentable. Por eso el Gobierno del Presidente Piñera necesita el apoyo de todos los sectores políticos en cada proyecto de ley.  Hoy el proyecto de ley de Presupuesto 2019, entre tantos objetivos, pone a los niños primero, fortalece la clase media, mejora la seguridad pública, el empleo, las pensiones, la salud, y la educación.  Esas prioridades de los chilenos requieren la unidad de todas las fuerzas políticas.