LA PELIGROSIDAD DEL “AGENTE CORRUPTOR”.
LA PELIGROSIDAD DEL “AGENTE CORRUPTOR”.
La infiltración del crimen organizado en las fuerzas armadas chilenas, es un grave problema que claramente puede afectar la seguridad nacional, así como la estabilidad de un país. Esto toda vez que la experiencia comparada con países tales como México, Colombia, Perú, Bolivia entre otros dentro del contexto latinoamericano, es muestra fehaciente que cuando se produce la infiltración dentro de estas instituciones del estado garantes de la seguridad exterior y hoy en día incluso participes de actividades de alta relevancia dentro de la seguridad interior del país. Puede de manera fehaciente contribuir a la inestabilidad política y social de un país.

En este contexto debemos posicionar dos escenarios que para esta temática son altamente relevantes, primeramente las fuerzas policiales del país, ya han sido en varios escenarios de su competencia permeadas por estas estructuras criminales, principalmente para que los elementos policiales vinculados hagan o dejen de realizar alguna actuación de su competencia en favor de la organización criminal, asimismo, la captación de uno o más elementos los convierte dentro de las instancias policiales como agentes corruptores, ya que son estos los que van buscando la captación de nuevos integrantes dentro de las fuerzas policiales, ya sea para cometer delitos bajo el amparo de la protección policial, reportar información de carácter secreto o reservado de investigaciones en curso, acceder a bases de datos, para eliminar registros y una serie de acciones criminales que en los últimos tiempos han establecido la participación de varios elementos policiales en hechos de corrupción de alta incidencia criminal.

Pero a lo anterior, es muy relevante la nueva mutación delictual que es la infiltración de las organizaciones criminales dentro de las fuerzas armadas, México, Colombia, Perú y otros países del continente, presentan este escenario desde hace décadas, primeramente con acciones especificas para facilitar el actuar de estas organizaciones criminales, pero que con el tiempo en base a las altas sumas de dinero que se mueven en estas acciones, ha ido mutando a que los elementos formados, capacitados y especializados en temas de inteligencia, fuerzas especiales, contrainteligencia y seguridad nacional e internacional, creen sus propias estructuras criminales que hasta la presente fecha siguen vigente, no tan solo en el narcotráfico, sino también en escenarios de mayor complejidad, como lo es el tráfico ilícito de armas y municiones, elementos de comunicaciones, medios logísticos y tecnológicos que pasan a servir de manera directa dentro de estas estructuras criminales, las cuales hoy en día desarrollan una multicriminalidad.
Para combatir este flageló que está fuertemente latente y que hoy en día está permeando nuestras instituciones armadas, se debe contar con mecanismos de control interno eficientes y eficaces siendo el eje central de la proactividad anticorruptiva y la detección temprana del agente “corruptor interno”. Ya que decir que fueron los propios controles internos, los que detectaron la situación muestra una falencia de proactividad relevante, porque la experiencia criminal, nos permite determinar que no se trata de una sola acción realizada por los elementos corruptos, sino por una multiplicidad de delitos previos a la detección de estos elementos corruptos.
En este sentido el agente corruptor, que por regla general es el o los miembros de las instituciones del estado, que desde el interior empiezan a reclutar a elementos estatales, para que conteste a sus funciones que desarrollan dentro de las instituciones hagan o dejen de hacer algo, para facilitar la comisión de los sucesos delictivitos. Muchas veces este agente corruptor, paga comidas cenas, salidas a locales nocturnos, facilita dinero y capta la confianza del elemento que se requiere corromper, conforme a los requerimientos de la organización criminal, para la cual este agente corruptor, muchas veces tiene un perfil carismático, cercano, ayuda económicamente a quienes necesita corromper, tiene cercanía con los mandos superiores y siempre está disponible para cualquier requerimiento o favor que se le solicite, así como también es el que va seleccionando los sistemas humanos de control, para que estos faciliten la ejecución de las actividades criminales
Esto está acreditado principalmente cuando se analiza judicialmente e investigativamente, los hechos en los cuales han participados policías o elementos de las fuerzas armadas en estos delitos.
La mirada actual debe ir de manera transparente y efectiva, en controlar los anillos de quienes están ingresando a las fuerzas armadas, chequear de manera sistemática, las actividades económicas de los agentes del estado, sus controles de bienes y patrimoniales acorde a sus ingresos profesionales, así como el mantener un estricto control de la información a la que están ingresando en los sistemas informáticos y de información reservada o privilegiada dé cada institución manteniendo sistemas de detección temprana, el control físico efectivo de la real cantidad de armamento y munición con que cuenta cada repartición, recursos logísticos, de telecomunicaciones entre otros. Porque de seguro se detectaran varios sucesos de connotación publica, que si no se activan seguirán generando desconfianza de la sociedad, en las instituciones que hasta hoy gozan de mayor credibilidad ciudadana.
Las infiltraciones son un problema grave, donde el escenario como el reclutamiento de los miembros, a efecto de que presten servicios para ellos, ya sea de manera directa o indirecta. Afectará directamente a la comunidad y nos posicionara en un corto plazo en los escenarios de criminalidad como en países que han sufrido este flagelo desde hace décadas.
Asimismo los altos mandos deben garantizar conforme a las herramientas legales existentes, la protección y garantías legales cuando un integrante de una de estas instituciones toma el valor de denunciar estos hechos, ya que pese a existir leyes que protegen al funcionario público que denuncia hechos de corrupción o contra la probidad. Las instituciones muchas veces, dejan a estos integrantes en la más absoluta indefensión, sin protocolo de garantías y bajo el acoso y amenazas de los mismos a quienes se denunciaron generando un manto de impunidad, que de manera conexa genera que quienes quieran denunciar estos hechos dentro de las instituciones públicas, desistan de hacerlo porque los costos, personales, familiares y profesionales son muy altos y los dejan en riesgo no tan solo a él, sino a su entorno familiar, como acontece desde ya décadas en estos países, donde la criminalidad organizada es uno de sus ejes centrales.
Los altos mandos de las instituciones de la defensa nacional y las fuerzas policiales y carcelarias. Deben por sobre todo actuar con absoluta transparencia desde el inicio de estos sucesos, ya que la ciudadanía espera que sean ellos los garantes del correcto funcionamiento y probidad de los integrantes de los miembros de sus instituciones. Así como entregar toda la información y antecedentes a la justicia, para actuar de manera eficiente y eficaz, en estos graves sucesos, que ya están presente en nuestra criminalidad nacional.
GUILLERMO NAMO ESBRY
PREFECTO ® PDI CHILE
DOCTOR HONORIS CAUSA, ASOCIACION MUNDIAL LIDERES DE LA EDUCACION 2024 MEXICO.
DOCENTE INTERNACIONAL MEXICO, PANAMA, COLOMBIA, EN MATERIA DE SEGURIDAD PUBLICA, BANDAS CRIMINALES Y ANTICORRUPCION.





