INIA busca desarrollar variedades de quínoa que se adapten a condiciones de Atacama y promover su cultivo.
Más de 60 agricultores participaron de lanzamiento de proyecto FIC que busca incrementar el uso de esta nutritiva especie en la región.Con el objetivo de buscar nuevas alternativas productivas para los agricultores de la región, el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) dio inicio al proyecto que promete impulsar el desarrollo de la quínoa en las provincias de Copiapó y Huasco. En una ceremonia realizada en el Centro Experimental INIA Huasco, fue presentado el programa “Quínoa Atacameña: Determinación y caracterización de genotipos élite para incrementar el uso de quínoa en condiciones de restricción hídrica y salina”, financiado por el Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) del Gobierno Regional de Atacama del año 2015.
El lanzamiento contó con la asistencia más de 60 personas, donde destacó la presencia de la directora regional de INIA, Patricia Larraín; representantes del Gobierno Regional y servicios del agro como Indap, SAG y CONAF; agricultores y estudiantes. La jornada comenzó con una presentación del proyecto encabezado por el investigador Dr. Andrés Zurita, quien dio a conocer la importancia de potenciar este cultivo en la región y las particularidades que hacen de la quínoa un grano de interés para la agricultura local. Posteriormente, el grupo realizó un recorrido al campo donde están los primeros ensayos que están siendo evaluados. Para finalizar la actividad, los asistentes pudieron degustar diferentes preparaciones en base a quínoa como empanadas, ceviches y postres, cuyo sabor encantó a todos.
Patricia Larraín, Directora de INIA en Atacama, destacó esta iniciativa que dará nuevas posibilidades a los agricultores de la región. “Se trata de un proyecto que cruza diferentes ejes estratégicos que tenemos como institución. En primer lugar, la búsqueda de alimentos saludables, ya que la quínoa posee todos los aminoácidos esenciales que necesita el ser humano y otras propiedades para la salud. Otra línea es el cambio climático, especialmente en esta región donde el recurso hídrico es escaso. En el futuro quizás se dejen de cultivar especies que demandan mayor cantidad de agua, pero en el caso de la quínoa pensamos que es posible que hayan genotipos que puedan adaptarse mejor al stress hídrico. Es interesante, además, la posibilidad de que los agricultores puedan vender productos de quínoa y no sólo el cereal”, afirma Larraín.
Raúl Toloza, agricultor del sector de Huasco bajo, valoró el proyecto y afirmó que será parte de él. “Es una iniciativa interesante porque es un producto que a corto plazo va a hacer eficiente la productividad y la economía de pequeños agricultores. Con esto sin duda vamos a mejorar nuestra calidad de vida”, sostuvo.
En tanto, Mireya Castillo, productora de la localidad de La Majada, cree que el potencial de la quínoa ayudará a diversificar la venta de productos derivados. “Me encanta la quínoa, es rica y se pueden hacer diferentes comidas. Cultivarla sería ideal. Me gustaría comercializar quínoa en el futuro porque tiene buen precio y es una buena oportunidad para todos los agricultores de la región”.
A través del cultivo de quinua, el proyecto en curso determinará el potencial productivo de Atacama, por medio de la caracterización de genotipos mejor adaptados y sus componentes nutricionales y funcionales relevantes, para poder diferenciar alternativas en base a un paquete agronómico adaptado a las restricciones hídricas y climáticas imperantes. De esta forma, se espera desarrollar en una siguiente etapa nuevos productos a partir de grano como barras de cereal, harina, productos frescos, o saponinas como bioproducto industrial. Basados en los genotipos desarrollados por el Programa de Fitomejoramiento de INIA, se identificarán los materiales sobresalientes y mejor adaptados para ser utilizados en zonas con problemas de disponibilidad hídrica y salina de la región de Atacama.
En líneas generales, el mercado de la quínoa se encuentra en una posición inmejorable para desarrollar este cultivo de manera competitiva. En Chile se estima una producción de 1.020 toneladas anuales, que son cultivadas en una superficie aproximada de 1.700 hectáreas, con un rendimiento promedio de 0,6 t/ha. La principal región productora es la de Tarapacá, con el 95% de la producción nacional, mientras que la región de Atacama no supera el 1%, a pesar de las buenas condiciones existentes para este cultivo.