Extractivismo y cultura, esa dupla incómoda
Por Juan Manuel Cáceres, Concejal por Copiapó
Vivimos una crisis climática. Esto es tan evidente que tiende a normalizarse. Incendios en la zona centro sur, sequía en el norte, crisis migratoria porque el clima social y político ante la escasez empuja a las personas a buscar nuevos rumbos.
Ese es el mundo en el que estamos inmersos, y ahí el arte y la cultura son vitales para poder salir adelante en nuestros dolores y poder depositar en algún formato nuestras esperanzas y nuestra crítica.
Defender el medio ambiente, los ecosistemas, ante la destrucción que están pasando y que nos afecta a todos y todas, porque somos también parte de este planeta.
Por eso siempre que haya vínculo entre artistas y empresas extractivas se genera una fisura que es difícil de justificar. En Atacama ya se sancionó y se certificó la responsabilidad de la minería en el socavón de Tierra Amarilla que afecta al principal acuífero del que depende la vida de las personas del Valle de Copiapó.
En la cordillera se ven afectados humedales y glaciares por la intervención minera. A veces baja el nivel de las lagunas andinas cuando se extrae agua desmedidamente en modo de “exploración”. Cosas de las que no se habla mucho, cosas que a veces no se denuncia aunque salgan en las noticias.
Sí hablamos mucho de los eventos que financian algunas mineras, pero poco de sus afectaciones a la salud y la forma en que distorsionan los precios de la zona, repercutiendo en la calidad de vida de los habitantes de cada territorio.
“Al menos las mineras ponen plata en la cultura”, se dice con frecuencia, y el otro negocio extractivo de la zona que tiene repercusiones negativas en el agua del Valle de Copiapó, que es la agricultura del monocultivo de uvas ni siquiera hace eso.
Preguntémonos si los artistas tienen realmente que ser parte de este modelo extractivo, o si debemos comprometer nuestro arte con horizontes mayores. “Yo no canto por cantar, ni por tener buena voz”, decía Víctor Jara, así mismo nuestra música que esté al servicio de la comunidad, y no del departamento de relaciones comunitarias.
Es por ello que un grupo de artistas presentamos una carta al Seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, solicitándole que se de más apoyo desde el financiamiento estatal a las actividades artísticas. Muchos artistas no estamos dispuestos a sumarnos a las actividades financiadas por empresas de tipo extractivo. Por lo mismo se terminan generando fisuras que no deberían por qué ser.
Amablemente fuimos recibidos en nuestra solicitud de entregar la carta. La declaración dice claramente: “No estamos de acuerdo con que se avale institucionalmente situaciones que terminan dividiendo al tejido cultural y artístico de la zona. No cuestionamos a los trabajadores y trabajadoras del arte, sino que queremos invitar a reflexionar sobre el rol que el Estado debe tener para garantizar el acceso a las artes y las culturas».