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Marzo es un mes de cambios y adaptaciones para todos, época del regreso de vacaciones,  los niños comienzan a asistir a sus respectivas escuelas, las personas vuelven a  asumir sus responsabilidades, económicas y laborales, las cuales por un instante fueron dejados atrás  con los descansos, visitas a la playa, o algún centro turístico. La rutina diaria comienza a tomar forma, generando ciertos efectos en nosotros que no son del todo positivos.
Cuando nos encontramos en vacaciones hemos creado un espacio de relajación, descanso, despreocupación y diversión durante varios días, lo que puede generar impacto cuando se vuelve a pensar  en las responsabilidades y dificultades del trabajo, volver y lidiar con las jefaturas, o ese compañero de trabajo con el que tuvieron problemas, a veces tornando esta vuelta a trabajar en  una experiencia desagradable, en la cual las personas se desaniman. Generalmente  quienes más se desaniman  son  aquellos que no consideran estar en su trabajo ideal.
“Para efectos más complejos de esta situación y que permite identificarla, existe un término denominado estrés post- vacacional, o síndrome post vacacional, el cual  se refiere al fracaso en la adaptación que tiene una persona por integrarse a la vida activa, después de un gran periodo de ocio. Si bien no es calificada como una enfermedad, genera cierta sintomatología que puede afectar tanto en el ámbito personal como en el rendimiento laboral. Se caracteriza por sentir tristeza, irritabilidad, desanimo, nerviosismo e incluso problemas de somnolencia y fatiga en el trabajo” aseguró Claudia Benavides, Gerente de Operaciones de Altamira Consultores.
Para enfrentar y prevenir  esta situación, los expertos señalan que para lograr exitosamente sobrellevar este proceso de adaptación, éste debe ser paulatino, es decir, si se encuentra de viaje, logre llegar algunos días (al hogar) antes de comenzar el ingreso laboral,  buscando  disfrutar de su rutina normal, en donde pueda ver a sus amigos, familiares y buscar actividades de ocio cotidianos.
Asimismo mantener una mentalidad positiva con respecto al ingreso al trabajo. La mayoría de las personas olvidan que el trabajo es una fuente  de desarrollo personal y de crecimiento laboral y además económico, enfocándose en los aspectos negativos del mismo. El tener responsabilidades y contribuir en una organización, alimenta a una adecuada autoestima, y sentimientos de utilidad y provecho. En ese sentido hay que evitar mantener una motivación inmensamente centrada en vacaciones o periodos libres.
Benavides agregó que “una vez llegado al trabajo, es importante realizar una evaluación de la situación actual para comenzar su rutina de trabajo. Infórmarse de los sucesos y cambios ocurridos en su ausencia, organice su agenda y establezca prioridades, a fin de solucionar las situaciones pendientes de forma concreta y efectiva”
Recomiendan también buscar colaboración  en sus jefaturas y compañeros de trabajo, ellos pueden guiarlos en cómo lidiar con los recientes problemas existentes en su área, evitando que se genere un estancamiento o estrés en la búsqueda de soluciones.
Asimismo la vuelta de vacaciones y el comienzo  del trabajo, no impide que se puedan realizar actividades que permitan disminuir la tensión, el estrés u otra aflicción. El deporte, el tomarse el tiempo para disfrutar, salir fuera del trabajo son actividades que permiten que este proceso sea llevadero y no genere aflicciones mayores que puedan causar un malestar en la calidad de vida. Por tanto cuídese y prevenga esta situación.