Viña Armidita, espíritu innovador con sello artesanal
Las hermanas Sandra, Cecilia y Lady Ramírez no inventaron el pajarete, pero serán recordadas en el futuro como las principales responsables que este afamado vino asoleado -con denominación de origen -tenga un nombre en la galería de vinos chilenos.
Premiadas por reconocidos someliers y revistas especializadas de vino hoy vuelven a poner la marca Armidita, herencia del Huasco decimonónico, en lo más alto de la agricultura familiar campesina al ganar el premio Producto Innovador en ExpoMundorural de INDAP Atacama.
Un nombre con identidad
No se puede entender el éxito de este emprendimiento en tan poco tiempo sin conocer la casona de las hermanas Ramírez, que domina desde la altura el pueblo de El Tránsito en Alto del Carmen y conversar con sus dueñas. El portón de fierro conduce por empinadas escaleras de piedra a la casona principal, cuyo primer dueño fue Nicolás Naranjo Palacios, prestigioso ingeniero en minas afincado en la zona desde 1862. Regidor y Diputado por Huasco en 1879 en plena Guerra del Pacífico, Naranjo además construyó un canal que bautizó como Armidita en honor a su hija -que murió precozmente- con precisión ingenieril, pues hoy todavía riegan las viñas con las aguas del diseño original del canal, soportando varios aluviones y movimientos sísmicos.
Es casi pasado mediodía y la extensa jornada aún no acaba. Mientras dirigen algunas actividades de bodega las hermanas Ramírez nos llevan hasta su nuevos estanques de pajarete en la parte alta del predio.
“Aquí en la viña -cuenta Sandra, la hermana mayor- se producían mostos de gran calidad de la cepa Moscatel sólo comparables a los de viñas como Concha y Toro y Tocornal debido a la escasa oscilación térmica del clima semidesértico nortino. Mi padre nos contaba que el señor Naranjo puso viñedos en este lado del valle para rememorar a sus padres españoles que también tuvieron producción de mostos en Sevilla. De hecho, algunos vecinos de la ciudad de Huasco cuentan que habían bodegas del vino Armidita en el puerto y que se vendía mucho a los pasajeros de los barcos que llegaban. La cultura vitivinícola no es sólo del valle central -reafirma Sandra- sino también de esta parte del país, por eso quisimos mantener el nombre Armidita que tenía un relato y darle continuidad”.
Sentando las bases
La familia Ramírez Ibarbe llega a la casona desde el contiguo valle de El Carmen en la década del 60 adquiriendo la parte principal del antiguo fundo. Tempranamente se dedican a producir pajarete, pisco y arrope en forma artesanal, pero no es si no hasta 2009 que deciden darle un giro al negocio. “Hubo gente de la Universidad de Chile que estaba formando un grupo de productores de pajarete y había que inscribirse para tener esa asesoría especializada. El pajarete tiene denominación de origen desde hace ocho décadas en Chile junto al pisco -añade Sandra- pero su producción se estaba estancando porque la gente no lo estaba produciendo como decía la norma y en ese momento decidimos a ingresar al grupo”. Mientras algunos pajareteros producían 50 o 100 litros en 2010 nosotros produjimos 3 mil para tener un producto que aprovechar en el tiempo. Todavía tenemos caldos guardados de esos años, que aunque están con un proceso de oxidación, tienen una muy buena opinión en los someliers si lo sabes añejar -señala Cecilia, la hermana del medio-.
Una nueva apuesta
Aunque el pisco fue siempre tema de conversación en casa, las hermanas Ramírez dieron un paso más produciendo este destilado comercialmente. “Crecimos viendo a mi padres casi todo el día probando el grado de pisco en platos acercándolos al fuego -cuenta Sandra-. Mi padre sabe varios secretos que quisimos seguir manteniendo, y ahora que cumplió 80 años decidimos que debíamos comenzar a producir pisco para rescatar todo ese saber ancestral. Parecíamos niñas chicas volviendo a producir pisco, pero ahora el desafío fue sacar un producto con una imagen potente para el mercado con la tradición de la viña Armidita” -comenta Lady, la hermana menor-, aunque el pajarete sin duda nos dio el reconocimiento”. El año pasado sacaron “Pisco Armidita, Primer Encanto”, un producto premiun con el que han alcanzado notoriedad y reputación nacional.
“Si vas a hacer algo, debes hacerlo bien y llegar hasta el final, dice mi padre y creo que es ese el lema que tratamos de llevar a la práctica o repetir todos los días -agrega Cecilia-, no pareciéndonos mucho a la industria sino más bien orientado a un público definido que sabe de buen pisco, de pisco artesanal”.
El último salto ha sido la difusión de viña Armidita. Sandra, Cecilia y Lady lo han entendido bien, pues hoy aparecen en el Canal Horeca, uno de los principales directorios de empresas de alimentos en Chile, y acaban de integrarse oficialmente la Asociación de Pisqueros de Chile AG. Las han catalogado como las primeras mujeres destiladoras de Chile, pero ellas prefieren decir que son simplemente “una viña a escala humana, de calidad”.