Madres que lo arriesgan todo y vuelven a empezar
La próxima semana se celebra el Día de la madre en nuestro país, y es por ello que a través de este reportaje quiero invitarlos a reflexionar sobre la condición de madre. Sobre cómo la mayoría ofrecen amor incondicional a los pequeños, pero cómo para algunas esta labor es más dificultosa que para otras. Para algunas madres del mundo en vías de desarrollo intentar que sus hijos sean felices y salgan para adelante supone muchas dificultades, para muchas es un imposible y para otras no hay barreras que le impidan intentar entregarles una vida mejor. Esta es la historia de mujeres, madres y amigas del Campamento Estrellita de Copiapó.
El patio de la casa de Elizabeth González (40), madre de tres hijos y separada, se transforma en la sede social para las mujeres del Campamento “Estrellita”, que quieren por momentos solamente sociabilizar y pensar en sus nuevos objetivos para sacar adelante a sus hijos. Vive hace cinco años en el campamento, llegó tras separarse del padre de sus hijos pensando en que iba a reaccionar y valorar el concepto de familia. Esto jamás sucedió el se quedo en la ciudad de La Serena, y ella siendo secretaria tuvo que empezar a crecer de la nada.
¿Cómo y porque llegaste a vivir en este Campamento?
Llegue hace 5 años y agarré pala y comencé a formar mi hogar, no quería molestar a mis padres y mis hijos necesitaban su espacio. Reconozco que no quería al comienzo vivir en Campamento, pero no tenía otra alternativa.
¿Pero tú estudiaste, tienes una profesión?
La verdad de las cosas soy secretaría de profesión, pero no puedo ejercer por el horario de colegio de mis hijos. Es por ello que comencé a hacer aseo en casas particulares y con esto pude ahorrar para adquirir productos y poder vender algunas cosas que eran necesarias dentro del campamento como alimentos y espero pronto poder tener un negocio ya que estoy dentro del listado de preseleccionada del Yo Emprendo de FOSIS.
¿Cuándo llegaste acá cuál fue tu primera impresión?
Al comienzo tenía miedo por la seguridad de mis niños, que me llevaran detenida porque estoy conciente que no es algo legal, pero necesitaba un espacio para mis hijos y para mí. Empezar de cero y ver desde el cerro y cuestionarme si era lo correcto o no fue lo primero que paso por mi mente, pero al final agarre pala y comencé a construir un espacio para nosotros cuatro, sin mentir al comienzo tenía vergüenza, pero con el tiempo comprendí que esto era lo más necesario y que no le hacía daño a nadie y no molestaba a nadie .
¿Y hoy cuál es tu visión de este Campamento?
Haber no es lo mismo vivir en Campamento que en una población , acá tu miras y sabes que no es algo seguro, no tenemos luz y nos da miedo que los niños estén mucho rato afuera. Actualmente contamos con los juegos que fue un proyecto que nos adjudicamos por FOSIS, y ellos pueden estar revoloteando felices hasta que el sol comienza a desaparecer.
¿Qué es lo que más te cuestionas cómo mamá?
En ocasiones creo que me falta un poco de paciencia, pero es porque anhelo mantenerlos bien, creo que de retroceder el tiempo lo único que no cambiaría de mi vida son mis hijos, pero si al padre. Porque vivo aterrada que el llegue y por su estado de drogadicción les haga daño. Gracias a Dios, no lo vemos desde hace un año y en el colegio saben que el no puede acercarse a ellos.
¿Es común encontrarnos en los Campamentos con Sedes, pero acá el lugar de reunión es tu casa?
Pensamos por un momento en presentar un proyecto para la construcción de una sede, pero la dificultad de hacer una sede social acá, es que no todos trabajan. Y por ello optamos por la elaboración de juegos infantiles para nuestros hijos, acá todo era vacío pero gracias a que FOSIS, creyó en nuestra iniciativa, ellos tienen un espacio.
¿Cómo te describirías cómo mamá, porque por lo que hablas piensa 100% en el futuro de los niños?
Soy una mamá muy exigente, les digo a mis hijos que deben tener respeto por sus profesores y por su entorno. Tener que llevarlos adelante no es fácil y por ello debo colocarles reglas, pero ser mujer y madre y aprender a mirar por mis hijos es la satisfacción más grande, sobre todo cada noche cuando los voy arropar antes de dormir.
¿Cuál ha sido tu mayor desafío desde que llegaste al Campamento?
El potenciar a las mujeres de Campamento y decirles que no se dejen pasar a llevar por nadie, ese ha sido uno de mis objetivos. Y creo que por ello tengo buenas amigas como lo es Beatriz y Myriam, a las cuales les recuerdo que deben velar por ellas y sus hijos. Ser madre no es fácil, pero nosotras optamos este camino y debemos levantarnos por nuestros hijos.
¿Qué anhelas?
No quiero seguir viviendo en un campamento, en donde tengo un baño de pozo y decir que se puede llenar mañana y pensar que sucederá. Estamos a la espera de nuestras casas, quizás estas demoren pero estamos recién empezando con la postulación de nuestra vivienda. Creo que hemos esperado tanto tiempo que esperar un año más no me afectará en nada, porque no me hace menos. Yo tengo mi casa equipada y lo único que cambiara será la fachada y el almacén que espero tener para abastecer a los vecinos y poder trabajar desde la casa para estar cerca de mis hijos.
Una vida huyendo hasta que llegó a Copiapó
Beatriz Vargas Neira, se caso a los 19 años, en el sur de Chile, luego de estar 7 años casada y sufrir de violencia intrafamiliar decidió huir hasta Iquique, pero se desilusionó nuevamente. Por ello hace dos años llegó con dos de sus cuatro hijos a vivir a Copiapó en búsqueda de nuevas oportunidades, en muchos lados sintió que le cerraron las puertas tras tener una cojera que se le produjo a raíz de un accidente, ella sé dedica a realizar masajes terapéutico y reductivos para poder llevar el sustento a su hogar.
¿Es muy difícil ser mamá de cuatro hijos?
En ocasiones sientes que avanzar sola es complicado, pero soy una madre muy feliz y afortunada de tenerlos a ellos. Mi tristeza es saber que dos de mis hijas viven en Iquique y no puedo viajar a verlas mucho, pero ellas ya son adultas. Y espero que comprendan que no es porque no las ame que no viajo, sino porque debo mantener a sus hermanos. Mi mayor alegría es no haber hecho caso al padre de Brandon, quien quería que me hiciera un aborto, me paso las lucas y desaparecí con mi panza y cuando lo veo jugar, abrazarme y decirme que me ama, mi cara y mi día cambia en un 100%”.
¿Cómo es tu día a día?
Me levanto temprano, visto a mis hijos, los llevo al colegio. Y luego llamo algunas clientas para ir hasta sus casas para realizarles masajes y luego regreso al colegio a buscar a mis hijos.
¿Cuánto cobras por hacer masajes?
$9000 pesos por masajes con esencias para descontracturar y por los masajes reductivos $20.000.
¿Cuál es tu sueño para el día de las madres?
Poder tener mi camilla para realizar mis masajes terapéuticos (ríe), la verdad es poder tener cerca mío a todos mis hijos.
Hace algunas semanas 28 familias del Campamento la Estrellita, inauguraron un espacio con juegos infantiles para sus hijos, actualmente las mujeres se encuentran en un proceso de preselección de proyectos porque quieren desarrollarse y trabajar por sus familias. Para el director regional del Fondo de Solidaridad e Inversión Social, Baldo Violic Astorga “Las mujeres como Elizabeth y Beatriz, son casos dignos de imitar porque se atrevieron pese a toda adversidad a comenzar de nuevo y actualmente ambas se encuentran en el proceso de preselección de los programas de FOSIS, dentro de un mundo completamente distinto en el que a veces se subestima mucho la idea de trabajar desde la casa pero no nos preguntamos los motivos por los cuales es tan complejo para algunas personas salir de su hogar, ellas son una de los tantos ejemplos que tenemos en Campamento y con quienes seguiremos trabajando porque no deben existir limites para crecer y desarrollarse como mujer y madre.”
Elizabeth y Beatriz dos madres jóvenes, que aprovechan al máximo las horas que le dedican a sus trabajos de limpieza en hogares particulares y masajes, para así poder alimentar a sus hijos. Mujeres que cumplen más de un rol dentro de su hogar y que a través de sus nuevas ideas de emprendimiento desean cambiar el rostro y los estigmas de los Campamentos dentro de Atacama.
Fuente: Francisca Zárate.
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