CONAF realiza el censo estival de Guanacos en tres parques nacionales de Atacama
La actividad de conservación comenzó a partir del 15 de marzo en el Parque Nacional Pan de Azúcar, continuó en Nevado de Tres Cruces, culminando el pasado viernes en Llanos de Challe.
Una de las actividades más emblemáticas que se desarrolla en los tres parques nacionales de la región de Atacama son los censos de guanacos, que forman parte del sistema para proteger esta especie representativa del patrimonio natural.
La versión estival de este censo comenzó el 15 de marzo en Pan de Azúcar, posteriormente fue el turno de Nevado de Tres Cruces y finalmente en Llanos de Challe entre el 28 de marzo y el 1 de abril. En esta oportunidad participaron profesionales y guardaparques de la Corporación Nacional Forestal CONAF, de todas las unidades y de la Reserva Nacional Río Cipreses de la Region del Libertador Bernardo O’higgins.
Esta actividad se realiza prácticamente desde la creación de cada unidad con la finalidad de monitorear la población de guanacos (Lama guanicoe) en los parques nacionales que forman parte del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE). La metodología consiste en recorrer a pie el territorio, contabilizando los guanacos y describiendo como se agrupan.
En relación a estos censos, Ricardo Santana, director de CONAF Atacama destacó que “nuestra region alberga el mayor número del guanaco del norte de chile, cuyas poblaciones se han ido reduciendo e incluso ya ha desaparecido de la zona centro norte de chile, de todos nosotros depende hacer los esfuerzos para que nuestros hijos y nietos puedan conocerlo en su hábitat natural, especialmente en el borde costero donde existe más presión y amenazas para su sobrevivencia”.
Respecto de la criticidad para proteger al guanaco el director afirmó que «los corredores biológicos que permitían su migración de invierno a verano entre la cordillera y la costa ya no existen por el desarrollo de la ruta 5, y los corredores biológicos que los conectaban por la costa han sido interrumpidos por ciudades y faenas productivas. El gobierno y miembros activos de la comunidad hacemos los mejores esfuerzos para protegerlo y conservarlo y siempre se necesitan más personas y recursos para llevar adelante esta tarea a la que estamos llamados todos los habitantes de Atacama, en esto son indispensables estos censos”.
Asimismo Jorge Carabantes jefe del departamento regional de Áreas Silvestres Protegidas de CONAF dijo que “contamos con personal guardaparques de vasta experiencia en el monitoreo de esta especie y cada día conocemos más de su biología, de su conducta y de sus poblaciones, entender a esta especie que se mueve en grandes zonas y reacciona ante diversos estímulos naturales y antrópicos es complejo y requiere tiempo”.
Qué es el censo de guanacos
El censo de guanacos se realiza en cada área protegida de la región dos veces al año, en la temporada estival y en la invernal, con el objeto de determinar las tendencias en el número de guanacos avistados siguiendo siempre la misma metodología y los mismos recorridos.
Durante este conteo se registran datos importantes para la ecología de la especie como el tamaño del grupo familiar, la proporción de machos y hembras y de adultos y juveniles o crías. Esta información proporciona antecedentes sobre la forma en que los grupos de guanacos hacen frente a las condiciones naturales y antrópicas presentes en el territorio.
Naturalmente las poblaciones de guanacos están modeladas por la presencia de agua en forma de lluvia y de camanchaca, lo que se ve reflejado en mayores reportes de la especie en años de lluvia y en las zonas donde la niebla costera se presenta de forma más frecuente.
A estas variables climáticas se debe sumar la presión que ejerce el hombre sobre las poblaciones de guanacos y que tienen relación con la cacería ilegal y la presencia de perros. Estos animales en ocasiones tienen dueño y para el caso de la cacería ilegal son el principal mecanismo de captura de guanacos. También existe la presencia de perros asilvestrados, que han adquirido la condición feral como mecanismo de supervivencia luego de ser abandonados en el desierto.