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Omar Campillay: “A pesar del frenazo en la economía regional nuestra política es no afectar las fuentes laborales”.

Hoy conversamos con Omar Campillay Rojas, un empresario netamente atacameño con origen en Alto del Carmen, quien hace más de 40 años, a partir de un emprendimiento familiar que arrancó con sólo un camión, llegó a consolidar lo que hoy es Transportes Tamarugal, una de las mayores empresas del rubro en Chile y paralelamente la Agrícola Campillay, una de las mayores productoras de fruta exportable de Atacama. Conocedor profundo de la realidad regional, nos responde con su visión de empresario y su experiencia de cuatro décadas sobre el momento actual de Atacama, ante lo cual señala que “ya nadie desconoce que enfrentamos una desaceleración económica que está golpeando a nuestra sociedad, la propia Presidenta lo ha dicho. Esto lo vemos principalmente en la economía regional que se ha frenado y nos complica a todos, pero soy optimista y creo que es una realidad posible de resolver, o al menos de mitigar, si todos nos empeñamos en eso y desde todos los sectores apuntamos en una sola dirección.”

¿Cuáles serían a su juicio las causas?

“Hay una convergencia de factores internos y externos simultáneos. Dependemos muy fuerte de la pequeña minería, Atacama concentra casi el 55% del total país de esta actividad y hoy el precio internacional del cobre versus los costos de explotación hacen muy difícil el negocio, el que como sabemos produce un poderoso encadenamiento social y económico en el territorio. La caída del hierro es otra causa, ya que ha frenado varios proyectos que habían partido o estaban para partir y esto se nota principalmente en la provincia de Chañaral. También hay causas internas como los conflictos que enfrentan diversos proyectos de inversión, lo que si bien en muchos casos puede llegar a resolverse, demanda tiempos extensos que a la región se le hace socialmente insostenible soportar. La falta de recursos hídricos también es un tema mayor ya que limita la productividad. A esto se suman ciertas incertidumbres que poco a poco se han ido despejando, pero que estoy seguro que con un diálogo constructivo es posible resolver”.

A su juicio ¿cómo se resuelve?

“Hay temas en las que como país y región tenemos la capacidad de intervenir y en otros no. En el caso de la pequeña minería debieran potenciarse los mecanismos de sustentabilidad actuales, contrastando ese costo, versus los duros costos sociales que provoca su paralización. Otra intervención posible es la búsqueda de grandes pactos sociales para resolver los conflictos que afectan a algunos proyectos de inversión, tema en el que es necesario romper los empates inmovilizadores y donde las autoridades políticas, especialmente los parlamentarios, debieran dar señales potentes que estimulen los diálogos para intentar resolver estos conflictos mediante acuerdos equilibrados y posibles, pero a la vez veloces, porque Atacama necesita esa velocidad. Hay casos por ejemplo el de Agrosuper, que debiera intentar recuperarse, o el de El Morro que debiera intentar destrabarse para darles nuevos aires a la región, lo dijo el Ministro Arenas, los proyectos que tienen aprobación medioambiental deben partir. Otras acción que también debiera generar aportes positivos sería una política de aceleración de la acción de los órganos regionales del estado, incluidas las municipalidades, para resolver con mayor celeridad los múltiples trámites que deben enfrentar las iniciativas privadas capaces de aportar al crecimiento y al empleo, ya que en tanto antes se resuelvan, antes estarán produciendo los resultados que Atacama necesita con urgencia”.

En particular, a Uds. como empresa ¿los ha afectado la situación actual de Atacama?

“Nos ha golpeado fuerte sobre todo en la provincia de Chañaral, donde el grueso de nuestra actividad está ligada a la producción de hierro. Allí mantenemos más de 170 empleos directos entre conductores, mecánicos, administrativos y personal de otros servicios, donde el 70% de ellos son trabajadores locales con empleos de buena calidad, pero donde la producción de hierro en los últimos 6 meses se ha reducido a un tercio del tonelaje, lo que nos obliga a repensar qué vamos a hacer con Chañaral, ya que de los cuatro contratos de hierro que atendíamos, hoy sólo estamos con uno, por caída de la producción”.

¿Esto significaría cerrar fuentes laborales en la provincia?

“Por un principio de solidaridad social que nos hemos autoimpuesto, desde hace muchos años hemos sostenido que ante situaciones difíciles el último costo que tocamos es el del empleo. Nuestra política es cuidar nuestro capital humano porque es muy valioso y como tenemos la suerte de estar diversificados territorialmente en varias regiones, siempre intentamos reubicar a todos aquellos que sea posible, tratando de no afectar idealmente a ninguno o en el peor de los casos afectar sólo a los menos, pero esta estrategia no impide impactar negativamente a terceros que se ligan indirectamente a nosotros, como comercios o servicios externos a los que recurrimos.”