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A días de dejar su cargo, Pablo Walker, el capellán saliente del Hogar de Cristo, visitó nuestra región para presentar a su sucesor, el jesuita José Yuraszeck. El emotivo “cambio de mando” espiritual y la situación actual y los énfasis de la causa del Padre Hurtado en Atacama son comentados aquí por la directora ejecutiva de la sede Atacama del Hogar de Cristo.

“En la región de Atacama 7.928 compatriotas viven por debajo de la línea de la pobreza, tanto monetaria como multidimensional. Esto significa carencias en variadas áreas: educación, salud, vivienda, empleo, empoderamiento, discriminación, seguridad personal y muchas otras, que afectan con distinta intensidad a las personas y a sus familias, dependiendo de su género, etnia, edad, procedencia y de un sinnúmero de otros factores”, explica Carol Calderón, directora ejecutiva del Hogar de Cristo en la región, en el contexto de la visita de ambos capellanes, el que se va, Pablo Walker y el que llega, José Yuraszeck.

Según la matriz de inclusión social presentada junto con la Campaña de Socios de la institución a mediados de abril, en la región existen 272 personas en situación de calle, de las cuales sólo 88 reciben algún tipo de atención.

Estas brechas evidentes, que suenan frías expresadas en cifras, son una piedra caliente en las manos de los dos jesuitas que visitaron distintos programas del Hogar de Cristo en Atacama. Ambos, guiados por la sensibilidad social del padre Hurtado, hacen carne la frase – fuerza de la Campaña de Socios 2018 del Hogar de Cristo: “Que terminar con la pobreza, te mueva tanto… como tu pasión más entrañable”. “Y en esta región la pobreza es un tema apremiante que no se reduce sólo a una cuestión de ingresos”, hace notar Carol Calderón.

La profesional destaca que en la región es imperativo beneficiar a la población con programas focalizados, tarea para la cual es clave la matriz de inclusión social, herramienta del Hogar de Cristo que permite ver claramente las brechas en materia de pobreza.  Y hace notar que uno de los principales objetivos de la causa por estos días es “visibilizar la vulnerabilidad de los adultos mayores que viven la pobreza en la calle. Muchas veces abandonados sin ningún vínculo familiar”.

Actualmente, el Hogar de Cristo desarrolla 7 programas sociales en la Región, con una atención diaria de más de 234 personas, entre niños en su etapa de educación inicial, adultos mayores, personas en situación de calle y aquellos con consumo problemático de alcohol y otras drogas. De todo esto, conoce el jesuita Pablo Walker, que llegó a la capellanía de la institución en 2010 y ahora se vino a despedir de los acogidos, trabajadores y la comunidad regional.

La primera vez que Pablo Walker visitó la sede del Hogar de Cristo en Atacama ¿qué impresión te dio y cómo evalúas hoy, a 10 años de entonces, su gestión?

Mi primera impresión de él fue la de una persona con alto sentido valórico, con la capacidad de  aterrizarnos. Por su forma de ser, ha sido desde entonces un llamado constante a reforzar lo espiritual. Pablo tiene algo que es muy propio de él: habla desde el corazón. El cariño con que dice las cosas, cómo se pone en la realidad del otro, es algo que lo nutre mucho a uno como persona. En el tiempo que lo conozco, Pablo Walker siempre ha tratado de instalar temas que impactan a la sociedad con una mirada crítica, pero muy bien fundada de cómo estamos abordando los temas asociados a la pobreza.

Respecto del Capellán entrante, Carol Calderon declara ver en este jesuita de 40 años e ingeniero civil de profesión, al que ya han empezado a llamar “padre Pepe”, José Yuraszeck, a “una persona muy cercana, con gran formación en lo valórico y muy sencillo en el trato. Es claramente alguien que seguirá encantándonos con la causa del padre Hurtado y eso nos tiene muy alegres. Es muy de estar pendiente de todas las personas, no sólo de las que atendemos como Hogar de Cristo, sino también de nosotros, los trabajadores, así como de los voluntarios y los socios de la región”.

¿Qué esperas de su labor como Capellán del Hogar de Cristo?

Sin caer en comparaciones, esperaría que siga en la línea de instalar temas en la sociedad como hizo Pablo Walker. Que salga diciendo frontalmente las cosas que nos duelen, aquellas que a veces no estamos haciendo bien como sociedad. Esa transparencia es muy valiosa en una obra como la nuestra. Y por lo que vimos y oímos durante su visita, por su conocimiento y preparación, incluso internacional, en temas sociales, el padre Pepe, sin duda, se irá ganando un espacio en las conversaciones duras de cara a la sociedad, esas que nos fortalecen y nos hacen mejores en nuestra tarea de combatir la pobreza donde se vive más crudamente, con los pies en el barro, como nos enseñó a hacerlo el padre Hurtado.